SARTRE: Su filosofía en mi vida

SARTRE: Su filosofía en mi vida

El Existencialismo en mi vida

Jean Paul Sartre y su filosofía existencialista llegaron a mi vida como la mayoría de las cosas importantes llegan a la vida de un ser humano: sin buscarla.
Unas peregrinas de la cultura, en medio de su viaje, se cruzaron conmigo, regalándome un libro de este genio literario. Este hecho, junto a a su predicación del Santo Evangelio de los Oprimidos (la filosofía de Marx), influyeron notablemente en mi pensamiento.
a todos ellos les debo, indudablemente, gran parte de la formación intelectual que hoy es mi orgullo.

lunes, 29 de octubre de 2007

CRITICA A LA VIDA COTIDIANA

La psicología social como critica de la vida cotidiana (Ana Quiroga)

La psicología social como critica de la vida cotidiana es un análisis de nosotros, los sujetos, en nuestras condiciones concretas de existencia. Somos sujetos de necesidades en un intercambio permanente con el medio.
El sujeto humano es un ser que posee una organización biológica particular a la que llego en un proceso evolutivo. Posee necesidades primarias como el alimento, el abrigo, la sexualidad, el trabajo, el cual es una actividad previamente planificada y social. Pero el trabajo humano es diferente al trabajo animal, el cual es instintivo, mecánico.
La producción social de la vida es constitutivo de lo humano, en esa doble relación con los otros hombres y con la naturaleza, que determina la vida en su posibilidad y en sus formas.
La producción es la condición de la vida, es la condición última de emergencia, de posibilidad de los procesos psíquicos, condición ultima de la subjetividad. Implica el establecimiento de relaciones direccionales y de procesos de comunicación. Ese animal que trabaja intelectualmente es el hombre. El pensamiento, según Piaget, es acción interiorizada, o sea, que no hay actividad psíquica desvinculada de la experiencia concreta del sujeto, de su practica, de sus relaciones reales.
Criticar la vida cotidiana significa realizar un análisis de las formas en que los sujetos se interrelacionan, tanto con el medio como entre sí, determinándose así el interjuego fundante para la constitución de la subjetividad, entre necesidad y satisfacción vincular social de esa necesidad. Es el análisis del destino de las necesidades de los hombres en una estructura social determinada.
El vínculo es la relación social elemental y primaria, el ámbito en el que se manifiestan las necesidades de los sujetos y cumplen su destino social de gratificación o frustración. Es el ámbito en el que se actualizan las respuestas socialmente pautadas para las necesidades de los sujetos.
La vida cotidiana es el espacio y el tiempo en que se manifiestan en forma inmediata y directa las relaciones que los hombres establecen entre si y con la naturaleza en función de sus necesidades, configurándose así lo que hemos denominado sus condiciones concretas de existencia.
Cotidianidad es la manifestación inmediata, en un tiempo, con un ritmo, en un espacio, de las complejas relaciones sociales que regulan la vida de los hombres en una época histórica determinada. Así la vida cotidiana se manifiesta como un conjunto heterogéneo y multitudinario de hechos, actos, objetos, relaciones, actividades que se nos presentan en forma “dramática”, es decir, como acción, como mundo en movimiento.
La vida cotidiana es predominantemente experiencia de acción.
Desde el sistema social se mitifica lo cotidiano, a través de un mecanismo que es típico de la ideología dominante, la naturalización. La crítica o la crisis permite realizar un análisis objetivo, analizar un hecho, de manera opuesta a la actitud ingenua.
Una consecuencia de la crítica es desmitificación, la ruptura de los mitos, la superación de ilusiones o ficciones en relación a los hechos.La práctica es el primer momento de todo proceso de conocimiento.
El arte es una de las formas de crítica de lo cotidiano, es una forma de conocimiento, de exploración y transformación de la realidad en tanto plantea modificaciones a aquellos que se comunican con las obras de arte. Las producciones artísticas se refieren a las múltiples formas de la realidad con un código, con un leguaje que le es propio y que provoca en quien se acerca a esa producción artística un tipo particular de vivencias que es la vivencia estética. Desde su leguaje particular ilumina la realidad.

Crítica de la vida cotidiana

Nuestras relaciones sociales son complejas, estamos articulados a los otros por algo más que una coexistencia en tiempo y espacio, por lazos fundantes, que hacen a la producción de bienes y a su distribución, y de las que depende nuestra posibilidad y forma de existencia.
La soledad o aislamiento se transforma en el estatuto social del individuo en tanto habitante de la gran ciudad; la sociedad creadora de masas genera la soledad como reciprocidad de aislamiento, y ese aislamiento es un comportamiento histórica y socialmente determinado, condicionado, en el interior de una reunión, de una aglomeración de seres humanos. Un mecanismo irreflexivo-inconsciente de hacer se instala en lo cotidiano, y se transforma en una de las condiciones de esa relación de desconocimiento-pseudoconocimiento, que guardamos con nuestra experiencia cotidiana, en la que los fenómenos no resultan significativos, quedan encubiertos, bajo el mecanismo de lo obvio, lo natural y autoevidente.
Esta posición acrítica condiciona una adaptación pasiva a las condiciones concretas de existencia. El mito, según Barthes, es un mensaje que evacua lo real, que evapora lo real. En un mito las palabras, portadoras materiales del mito-mensaje social, no remiten a lo real, no denotan, no designan, solo encubren. El mito homogeneiza.
La crisis separa, rompe la fusión con la cotidianidad, la despoja de su carácter “natural”, quiebra la cotidianeidad.

Áreas de análisis de la vida cotidiana: trabajo, familia, tiempo libre

Al analizar la cotidianeidad, distinguimos en ella tres regiones o áreas de emergencia, en codificación y desarrollo de las necesidades humanas. Estas áreas son: la del trabajo social, la de la vida familiar y la del tiempo libre. Es en el interjuego entre estas distintas esferas: trabajo, familia, y tiempo libre que se determina el individuo concreto.
Familia: adquiere el carácter de refugio y muchos identifican la esfera del tiempo libre con la de la esfera familiar. También implica responsabilidad, obligación exigencia y trabajo doméstico.
Tiempo libre: en la época feudal, no era un tiempo individualmente disponible, no había elección del sujeto en el uso del tiempo. En la sociedad industrial ese tiempo es emergente del desarrollo tecnológico, que permite reducción en la jornada laboral. El tiempo libre se define como región autónoma de lo cotidiano, más precisamente del trabajo, ya que es el tiempo libre de trabajo.
Trabajo: es una acción planificada que compromete la capacidad psicofísica del sujeto; mediante esa acción el hombre transforma la realidad externa, cumpliendo en ella sus objetivos. Es una de las formas de la relación sujeto-mundo. Es fundamental en la constitución de la identidad. Forma parte de nuestro mundo externo.
El juego para el adulto conserva el carácter de un espacio transicional entre realidad cotidiana y sus fantasías. Entre un plano real y un plano simbólico. El juego es para el adulto un espacio permisivo, con reglas que no son constricciones en tanto establecidas y pactadas voluntariamente, que también puede abandonar libremente. La tensión en el juego es incertidumbre, algo que va a ocurrir, la contradicción tendrá que resolverse, se acerca el desenlace.
El ídolo es el soporte de las proyecciones de los otros. Está situado en un terreno peligroso, porque debe actuar cumpliendo las expectativas masivas. Pero también actúan, juegan, trabajan hacia el horizonte de la cotidianidad.
GABI MARTINEZ

LA DOMINACIÓN MASCULINA

LA DOMINACIÓN MASCULINA

Fuente: Pierre Bourdieu

La violencia simbólica

La supremacía universal del hombre se basa en las estructuras sociales, que le confieren el mejor papel y se reproducen en esquemas que subyacen en todos los habitus.
Hablar de violencia simbólica no es minimizar la violencia física, puesto que posee efectos reales.
Las estructuras de dominación son históricas y apoyadas por individuos e instituciones (escuela, iglesia, aparato legal, estado, lenguaje, medios de comunicación, etc.). Los dominados “naturalizan” la dominación, produciéndose una autodenigración, donde la mujer se somete voluntariamente, no conscientemente, sino debido a la internalización de las estructuras de dominación. Ej: las mujeres, al momento de buscar una pareja, reproducen estas estructuras y se guían por los estereotipos impuestos socialmente, como por ejemplo, buscar hombres altos o de mayor edad, a cualquier otro tópico que las haga sentir protegidas, seguras, “inferiores”.
El casamiento, en ciertos medios, es utilizado por las mujeres para obtener una mayor posición social, es decir, se realizan por interés. Es así como el amor termina teñido de beneficio social.
El efecto de dominación se produce a través de esquemas de apreciación, percepción y acción que superan las conciencias y la voluntad. Esta dominación es espontánea e impetuosa, de efectos duraderos. Es efectiva porque se apoya en condiciones internalizadas con anterioridad, a través de las primeras interacciones con las estructuras de dominación.
Luego, estos actos de dominación adoptan la forma de emociones corporales, pasiones y sentimientos: “El cuerpo es cómplice de las censuras sociales” Ej: Si nos desnudamos frente a otros (medio social) sentiremos vergüenza (nivel psicológico), e irremediablemente nos “ponemos colorados” (respuesta a nivel corporal ante la internalización de las estructuras sociales de dominación).
La exclusión de la mujer es remplazada por la autoexclusión y la coacción, imponiéndose una agarofobia (rechazo al contacto social) en la mujer que es desplazada de la escena social.
La ley social convertida en ley incorporada no puede vencerse solo con la voluntad y la conciencia. La sumisión es producto de la internalización de estructuras que se sustentan a sí mismas y el poder simbólico no puede ejercerse sin voluntad del dominado. No son efectos de un sujeto aislado, sino de un sistema. No se trata de simples “ideologías”, sino de “estructuras inscriptas en los cuerpos y en las cosas”. Esta violencia simbólica limita las posibilidades de pensamiento y acción y la revolución solo será posible si se modifican las condiciones de producción.

La mujer en la economía de bienes simbólicos

Los habitus son inseparables de las estructuras que los configuran y los reproducen, tanto en los hombres como en las mujeres, que se fundamentan en las estructuras del mercado de bienes simbólicos. El mercado matrimonial es el dispositivo central de la dominación, constituyendo el fundamento de todo el orden social. Tanto el parentesco como el matrimonio contribuyen a aumentar el capital simbólico del hombre y el tabú del incesto (prohibición de casarse entre hermanos, con los padres, etc.) son el origen de esta sociedad donde las mujeres son consideradas como instrumentos. La mujer circula como una moneda y en las relaciones de comunicación, sigue siendo una mercancía.
Las estructuras no se mantienen solo por lógica, sino que esto se debe al papel activo de los hombres y pasivo de las mujeres que esto sea así.
La genealogía familiar mantiene y reproduce la organización social, utilizando conceptos como el de “honor”, “orgullo familiar”, entre otras estupideces.
Las mujeres son protegidas en su valor de intercambio, consideradas un capital social que embiste de prestigio y honor a las familias, llevándose esto a cabo a través del sistema de alianzas (casamiento).
Es la economía de los bienes simbólicos quien organiza nuestra percepción del mundo social y en la reproducción biológica, el hombre se constituye como el factor activo y la mujer como el soporte, el recipiente del acto sexual.
Los hombres monopolizan las representaciones, donde las mujeres son objetos y las hombres imponen su aptitud. Se establecen “cargas” a las mujeres, definiéndoles roles y actividades prefijadas: rituales tanto públicos como privados. Ej: maquillaje, moda, figura estética, comportamiento, etc. al hombre, se le inculca el sentido del honor y de la virilidad, que les confiere el status de “dignos”.
Esos habitus están regidos bajo la concepción de diferenciar lo masculino de lo femenino. Se predican la sumisión a las reglas y normas a través de estrategias matrimoniales, educativas, económicas, sexuales, etc. todas ellas orientadas hacia la transmisión de los poderes y privilegios heredados.
Las mujeres quedan excluidas de lo social, fuera de todos los aspectos serios de la existencia humana. La circularidad del sistema comprueba la arbitrariedad en el mismo.

HABITUS (BOURDIEU)

HABITUS EN BOURDIEU

Fuente: Alicia Gutiérrez

Lo social hecho cuerpo

Las estructuras internas resultan fundamentales para realizar estudios sociológicos. El término “habitus” proviene del griego “comportarse”, pero en Bourdieu es considerado como “manera de ser” y posee dos acepciones: en un comienzo, Bourdieu lo consideraba como “reproducción”, abandonando dicha posición años después, considerándolo una “invención”. Estos habitus son factibles de ser modificados, a través de un proceso llamado “autosocioanálisis”.
El habitus, como reproducción, es el “principio de la producción de las diferencias escolares y sociales mas duraderas, generador y unificador de las conductas y las opiniones que tienden a reproducir el sistema de las condiciones de las que es producto”. Esto quiere decir que la actividad pedagógica (escuelas, universidades, sistema educativo en general) reproduce las estructuras sociales que se perpetúan en la práctica, volviéndose un proceso irreversible.
Cuando Bourdieu define al habitus como inventiva, le otorga una dimensión mas activa, definiéndola como “estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes” (estructuras estructuradas estructurantes). Es así como la historia se hace cuerpo, generando en nosotros disposiciones a actuar, percibir, valorar, etc. de cierta manera determinada. El sujeto se muestra como un producto histórico, constituyendo esta una segunda naturaleza: la naturaleza social.
Así entendido, el habitus constituiría un estado del cuerpo, que refleja cierta manera de hablar, moverse, pensar y sentir, donde lo pensable y lo no pensable (los límites de aquello que podemos pensar y lo que no) son figuras preadaptadas a las exigencias sociales, es una internalización de la exterioridad. Así es como la libertad de pensamiento y acción solo se produce dentro de los límites que nos impone el contexto socio-histórico.
El habitus se convierte en condición objetiva y capital simultáneamente, siendo un recurso y una limitación al mismo tiempo, constituyendo un esquema generador y organizador a la vez, es la práctica social puesta en relación.
Esta presencia activa de todo el pasado nos permite afirmar que la independencia de nuestro presente es relativa, se opone a la necesidad mecánica (determinismo) tanto como a la libertad racional (existencialismo). Se considera la historicidad del sujeto: lo personal es social (al igual que las cosas). Así es como el habitus se extiende a todos los dominios de la práctica.

Habitus de clase

Toda actividad del sujeto está “orquestada” (dirigida) con las actividades de una misma clase, reproduciéndose los mismos esquemas en distintos campos.
El habitus de clase es la incorporación de la misma historia, que persigue un mismo objetivo en un grupo de clase determinado. Una homogeneidad de habitus representa una homogeneidad (igualdad) de contexto, pero sin embargo, no hay referencia consciente hacia las mismas, es decir, no se realiza “a propósito” esa internalización de las características de la clase a la que pertenecemos. Los habitus de clase constituyen un sistema de disposiciones común a un grupo.
Lo individual es solo una variante dentro de las estructuras del grupo. Bourdieu también los define como “semejanza entre sujetos que comparten un contexto histórico social determinado, dentro del cual también se encuentran habitus individuales”.
Toda nueva experiencia se estructura en función de las anteriores, constituyendo una integración única, resultando fundamentales las primeras experiencias. El habitus es el principio no elegido de todas las elecciones. Estos habitus tienden a rechazar (de manera inconsciente) todas las informaciones que cuestionen la información acumulada con anterioridad, siendo la síntesis entre historia individual e historia colectiva.
En conclusión, los habitus de clase podrían definirse diciendo que son “respuestas adaptadas a un campo que conforman la historia individual, moldeadas por las primeras experiencias que reflejan la historia colectiva de la clase”.

lunes, 22 de octubre de 2007

CLASES DE SPIGUEL

Clase 1
Orden socio-histórico

El orden social se refleja en la vida cotidiana a través de sus tres áreas: la familia, el trabajo, y el tiempo libre, donde a su vez, éste se oculta y se muestra. Este orden social constituido por grupos y sociedades es histórico cambiante y posee contradicciones que estructuran el psiquismo humano.

Teoría liberal

El “hombre natural” es el mito que fundamenta la teoría liberal económica, cuyo máximo ejemplo es el relato literario de Robinson Crusoe, que refleja la ideología burguesa de considerar a los hombres como “átomos” que se unen en el mercado. Estos hombres aislados se pisan unos a otros, por lo que surge el Estado como mediador de esos salvajes. Así se demuestra que el hombre es un sujeto previo a la sociedad. Esto nos lleva a una naturalización de lo social, apoyado por teorías científicas socio biológicas que legitiman el orden social actual. Pero la realidad no es así, aparece unilateralizada en esta concepción.

Materialismo histórico

El materialismo histórico comparte el ECRO Pichoniano, al igual que lo hacen las modernas teorías antropológicas e históricas. Estas consideran a la sociedad como algo objetivo, estudiable a través de la acción práctica donde el sujeto produce su propia existencia.
El hombre, a diferencia de los animales, posee conciencia de su relación con la naturaleza, produciendo sus bienes y existencia creando una naturaleza sociocultural. Ello lo realiza a través del proceso del trabajo, que es cambiante en la historia y termina reemplazando la naturaleza primaria y ésta define nuestras formas de satisfacción. El hombre y sus necesidades solo se realizan en relaciones con otros hombres: primero existió la manada, después el individuo.
Esta doble relación hombre-naturaleza y hombre-hombre contó con la cooperación como su primer motor. Sin sociedad el hombre no existe, he ahí la génesis del lenguaje. Estas relaciones de producción cambiaron junto a las fuerzas productivas donde el sujeto es productor y producido, cambiando estas relaciones en el tiempo y siendo el motor de las sociedades.
La doble relación praxis-sociedad lleva estudiar sus efectos en la psiquis. La sociedad está formada por grupos, clases, etc. que se interrelacionan y entran en conflicto. Hay múltiples grupos y formas de clasificar los hombres, de manera “aparencial”. Debemos trascender las apariencias para llegar a las estructuras que sostienen la vida cotidiana.
Las relaciones determinan agrupamientos. En las viejas sociedades comunistas, en algún momento un grupo se diferenció creando los “ricos y pobres”.
Todas las sociedades tuvieron sus mitos justificadores como ser, por ejemplo el “orden de Dios”, entre otras. Estas diversas relaciones conducen a cambios ideológicos y los mitos ocultan estos procesos de producción.
La estratificación económica no considera los mecanismos sociales y son origen del estatus o poder. Las clases sociales están definidas por la apropiación del excedente de la producción (estos propietarios controlan lo político, social, etc.) que condujo a la esclavitud y a la primitiva sociedad de clases. Llega un punto en que este sistema se traba, llevándose a cabo una revolución social, que motorizan la historia.
Las clases sociales están definidas por la actividad productiva, y ese lugar que ocupan está a su vez definido por tres rasgos: 1- la relación respecto a la producción (se vende la capacidad de trabajo a cambio de un salario en una organización jurídica que favorece al sistema); 2- el rol que se cumple dentro de la organización social (quien dirige y quien es dirigido: no es lo mismo un obrero ni un jefe de losa distintos sectores industriales); 3- el monto de riquezas percibido (la distribución de las riquezas obtenidas en la producción).
Las clases funcionan como conductas sociales y nos preexisten produciéndonos, y nosotros recreamos y transformamos dichas relaciones que se expresan en la vida cotidiana afectando nuestras representaciones. Así se refutan las teorías neoliberales de la inexistencia de clases. Es importante destacar que la complejidad social no es reductible a dos clases fundamentales, sino que existen categorías medias: pueblo, semiproletariado, asalariados, pequeñas burguesías urbanas, intelectuales, estudiantes, etc. Por lo tanto, hay que estudiar la particularidad social de los sujetos en su génesis, ubicados en tiempo y espacio específicos. Así también no existe el capitalismo absoluto como tal, pero sí sectores particulares del mismo.
Para realizar un análisis eficiente no debemos olvidar el país y su situación particular y asumir la complejidad de la relación entre individuo y clases en sus tres factores: origen de clases; rol dentro de la clase y posición ideológica de clases, y ver como actúa ello en la historia personal del sujeto. Cuando un individuo “progresa” la clase continúa existiendo, por lo que la educación (entendida como herramienta del sistema para perpetuarse) no es la solución al problema de clases. Éstas son dialécticas y el conflicto es el motor de la historia, en profunda relación con categorías étnicas y culturales, por lo que debemos reconsiderar las situaciones aborígenes.

Clase 2:

Recapitulación

La historia de la división de clases se caracteriza por tener su origen en una primitiva sociedad recolectora comunista que más tarde, con la aparición de la agricultura y el consecuente del excedente productivo, hizo posible la división del trabajo, y con ello la aparición de otras formas de propiedad.
Las clases sociales habían sido definidas con anterioridad no como estratos clasificados según criterios subjetivos del investigador, sino a través de una definición objetiva de la categoría clase según la cual éstas emergían de acuerdo a su ubicación en el proceso productivo. Las clases son grandes grupos de hombres que se relacionan y diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un determinado sistema de producción social, determinado por tres elementos: el primer nivel: los medios de producción; el segundo nivel: su posición en la organización social del trabajo y el tercer nivel: las relaciones de distribución del producto.

Los modos de producción

A lo largo de la historia cambiaron los modos en que el hombre se relaciona con la naturaleza, encontrándose un particular modo de producción predominante en cada sociedad determinada (la sociedad esclavista, sociedad feudal, sociedad de producción capitalista). Estos modos evolucionan gracias a las revoluciones sociales, y es después de la Revolución Francesa cuando se crea un sistema legal de defensa y protección de los bienes privados a favor de los burgueses, llegando así al actual capitalismo, donde la esclavitud es económica y la libertad es poder optar entre morir de hambre o trabajar en condiciones de explotación. El trabajador está enajenado en su trabajo, la propiedad, el tiempo libre, la ideología, etc. Este sistema capitalista sufre crisis de súper producción cíclicas.
El salario “congelado” frente al avance tecnológico, entre otros factores, genera la plusvalía de la que se apodera el capitalista.
Considerando que es el hombre el que hace su propia historia y la dialéctica del hombre producido y productor de sus condiciones de existencia, cada formación económico-social debe ser analizada en particular. En Argentina encontramos diversas clases: el pueblo, los semiproletarios, asalariados, pequeña burguesía urbana, los intelectuales, los estudiantes, el campesino pobre, el campesino medio, el campesinado rico, y también, las clases dominantes. Estas están compuestas por los terratenientes en asociación con los capitalistas extranjeros, monopolizadores de los medios de producción y el mercado, son los dueños de la estructura económico-social argentina. En medio de ellos se ubica la burguesía nacional dependiente. Por lo tanto las sociedades son concretas, únicas e irrepetibles. Los pueblos indígenas y sus problemáticas también poseen una estructura económica de fondo.
La condición de clase permea todo: paisaje, ambiente, pensamiento, etc. La discriminación es reflejo de la idea dominante feudal de la época de las colonias que se cristaliza en nuestras costumbres, surgiendo nuevas formas de explotación y dependencia, como ser el artercentrismo, es decir, la creencia de que lo bueno está afuera, en Europa.
Para que haya un cambio deben cambiar el modo de producción y las estructuras sociales, suponiendo un cambio político y cultural.
El desempleo es necesario para el capitalismo y su presencia masiva genera la baja de sueldos, sobreviviendo las empresas poderosas “comiéndose” a las pequeñas. La tecnología no genera la desocupación, sino el uso social que se hace de ella: en vez de ahorrar trabajo al empleado, ahorra empleo al capitalista. Esto motoriza la competencia. La desocupación en Argentina no es solo a causa del desarrollo capitalista, sino también al atraso de fuerzas de producción (falta de industrias). Es un efecto pluricausal, no inevitable, pero para ello debe cambiar el sistema social.
Los movimientos sociales son expresión de la opresión ocasionada por el sistema, y estos no constituyen los “excluidos” del mismo, sino que demuestran el carácter social de la actividad humana, donde las instituciones surgen como mediadoras.
Otra falsa teoría (junto a la de los excluidos) es la economía virtual que lleva a grandes crisis que conducen a la ruina a un amplio sector de la población. Nunca se asiste al fin del trabajo, y el capitalismo no es la última instancia de la humanidad, como se nos intentó hacer creer.
La fuerzas armadas no constituyen una clase social, sino conforman una institución que nuclea diversos sujetos y, aunque la mayor parte provengan de las clases populares, están dentro de una institución cuyo sentido es defender al orden instituido.
Toda política expresa los intereses de una u otra clase y se refleja en el plano cultural e ideológico, en una relación dialéctica entre estructura y súperestructura.
La sociedad es un todo articulado, fundamentado en la producción, con correlato en las representaciones, es decir, las ideologías. Desde el mito de Crusoe, el orden social ha sido legitimado disfrazando la realidad, que realmente no está dividida en clases de manera natural, sino a través de los encubrimientos del sistema. Estos mecanismos de encubrimiento son: universalizar lo que es particular, eternizar lo que es histórico y naturalizar lo que es social, mecanismo de la ideología conservadora.
Se produce así una lucha ideológica, puesto que son varias las ideologías que conviven dentro de una sociedad, aunque solo algunas predominen. La práctica social rompe con las ideologías, cuando las contradice la vida cotidiana, aunque a veces se desmiente la propia percepción, por ejemplo, como lo hacen los medios.
Los hombres son sujetos de la productividad social, de la práctica, pero también de la ideología y es este el plano en el cual toman conciencia de sus conflictos y luchan por resolverlos en el plano político. (Marx).
En cuanto a la ciencia, su objetividad es imposible, los paradigmas son variados y algunos oscurecen la verdad, y otros permiten transformar el mundo; pero todos ellos inciden en el sujeto. ¿Por qué dominan los que dominan? Porque tienen el poder económico y suelen tener el poder espiritual y los medios para imponer sus concepciones. Estamos hablando de relaciones de dominio, de autoridad y de mando de unos hombres sobre otros, de unas clases sobre otras, cuyo aspecto más básico son las relaciones de coerción y de violencia.

El estado

Contraria a la concepción antropológica de Hobbes y su análisis del Estado, éste surge como una institución material y simbólica representacional y jurídica monopolizada por quién se encuentra en el gobierno y sostenido por la sociedad. Este no existió siempre, sino que se originó cuando un grupo de propietarios se vio obligado a cuidar y perpetuar su excedente. Así monopolizó las fuerzas y dicto las leyes, haciendo del Estado un instrumento de dominio y opresión que se fundamenta en la coacción. La justicia así entendida, se configura como una justicia de clases ejercida a través de la acción del Estado.
Otro instrumento del Estado, además de la coacción, es el consenso (hegemonía ideológica), ejercida por los medios de difusión montadas sobre las bases de la coacción. La actual crisis es total, incluyendo a las fuerzas armadas, donde surgen nuevas instituciones enfrentadas que luchan por el poder.
El Estado intenta dividir, impidiendo la unidad de los oprimidos y perpetuando una contradicción histórica: para beneficiar a algunos debemos perjudicar a otros. Surgen así dos aspectos diversos de la política: en la acción la política de personajes y en la ideología, el reflejo del nivel supremo de la crítica de la vida cotidiana (Riviere). Es en ese plano del poder político donde se resumen y reflejan el conjunto de las condiciones concretas de existencia social de los hombres, las contradicciones del conjunto de la estructura social y el plano en que pueden resolverse.
Analizar la historia nacional resulta fundamental, puesto que primero es necesario ver como son las cosas para poder después cambiarlas. Muchas veces la educación es tomada como sinónimo de adaptación al orden establecido, pero también es en su seno donde se gestan las ideologías capaces de criticar y contradecir las imposiciones y abusos del sistema. Resolver esta contradicción inherente al sistema educativo es la clave de la verdadera lucha.

GLOSARIO PSICOLOGÍA SOCIAL

Psicología Social: glosario (primera parte)


para entender psicología social

Biografías:

Freud: Sigmund Freud, de padres judíos, vino al mundo el 6 de mayo de 1856 en Freiberg (actualmente Pribor) en la Moravia oriental. En 1859, la familia se instaló en Leipzig, y al año siguiente fue a radicar a Viena. En 1873, S. Freud se inscribió en la Facultad de Medicina, dedicándose al estudio de las neuropatologías. Su paso a la psicopatología se produjo cuando conoció a Jean-Martin Charcot, médico especializado en enfermedades nerviosas, que practicaba la hipnosis para curar a las enfermas de histeria en el Hospital de Salpetriere de París. El Gobierno francés le concedió una beca a Freud para ir un año a estudiar en París y fue allí donde pudo observar cómo unas mujeres paralíticas con un síndrome histérico, se levantaban durante las sesiones de hipnosis de Charcot. Comprueba que hay un nivel mental que sigue funcionando en el inconsciente, incluso estando bajo los efectos de la hipnosis. En un principio, Freud procuró aliviar los síntomas de la histeria con hipnosis y electroimanes, pero pronto comprobó que las "curas" así logradas eran temporales. En la búsqueda de una cura permanente inventó un instrumento psicológico para la exploración de la personalidad, denominado asociación libre gracias al cual descubrió el reino inconsciente de la vida psíquica. Fue fundamentalmente esta exploración de la vida psíquica inconsciente de sus pacientes lo que lo inspiró para crear el psicoanálisis, realización primordial de Freud y puntal de su fama. El psicoanálisis es a la vez un método terapéutico y una teoría de la personalidad. Junto a su amigo Joseph Breuer, que también tenía una consulta en Viena, es cómo Freud hizo su paso hacia el Psicoanálisis. Breuer trataba una paciente, Anna O. que tenía desmayos, taquicardias y problemas cutáneos, pero gracias a la hipnosis estos síntomas se iban reduciendo e incluso desaparecían. Lo que producía dichos problemas en la paciente fueron los abusos sexuales que sufrió en su infancia por un familiar. Fue a partir de aquí que Freud dijo que detrás de cada problema psicológico existe también otro problema sexual.
Enrique Pichon Riviére: Psiquiatra y psicoanalista (1907-1977). Fue uno de los introductores del psicoanálisis en la Argentina, y uno de los fundadores de la APA, de la que luego tomó distancia para dedicarse a la construcción de una teoría social que interpreta al individuo como la resultante de su relación con objetos externos e internos. En este marco, fundó la Escuela de Psicología Social.
Enrique Pichon Riviére nació en Suiza en 1907, y de muy pequeño vino a la Argentina. Su infancia transcurrió en el Chaco y en Corrientes, donde aprendió "el guaraní antes que el castellano", como él decía. Estudió medicina, psiquiatría y antropología, aunque abandonó estos últimos estudios para desarrollar su carrera como psiquiatra y psicoanalista, convirtiéndose en uno de los introductores del psicoanálisis en la Argentina.
A comienzos de los '40 se convierte en uno de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Luego toma distancia de ella, para centrar su interés en la sociedad y la actividad grupal en el seno social, fundando la Escuela de Psicología social.
Responsable de una renovación general de la psiquiatría, Pichon Riviére introdujo la psicoterapia grupal en el país (servicio que incorporó al Hospital Psiquiátrico cuando fue su director) y los tests en la práctica de esa disciplina, impulsando también la psiquiatría infantil y adolescente. Incursionó en política, economía, deporte, ensayó hipótesis sobre mitos y costumbres de Buenos Aires, y se interesó especialmente por la creación artística estableciendo un territorio común entre la crítica literaria y la interpretación psicoanalítica de la obra como expresión de las patologías del autor.
Líder y maestro, desde la cátedra y las conferencias dirigidas al público más amplio y diverso, se convirtió en referente obligado para más de una generación de psicoterapeutas, y formó decenas de investigadores en el campo de una teoría social que interpreta al individuo como la resultante de la relación entre él y los objetos internos y externos.
Ana Quiroga: Ana Pampliega de Quiroga, o Ana Quiroga como la conocen sus colegas, es psicóloga social. Fue discípula y pareja de Enrique Pichon-Riviére y continúa con su trabajo en el estudio de las relaciones sociales.
Desde hace más de tres décadas se dedica a estudiar los fenómenos que, desde la vida cotidiana, afectan al hombre. Enunciados que se pronuncian en serio y a veces en broma, como "qué nos pasa a los argentinos", o "el problema de la economía es el malhumor de la gente", o "la dirigencia política está en crisis", son materia de estudio para Quiroga. Ella encuentra algo de verdad y de mentira en estas frases.
Ana Quiroga nació en Buenos Aires en 1937. Es psicóloga social y fundó, junto con el doctor Enrique Pichon-Riviére, la Primera Escuela Privada de Psicología Social, de la que es directora.
Es docente e integrante del Comité Científico de la maestría en Salud Mental y de la maestría en Trabajo Social, ambas en la Universidad Nacional de Entre Ríos, y ocupa los mismos cargos en la maestría en Salud Mental en la Universidad de la Patagonia Austral.
Es profesora invitada de posgrado en la Universidad Autónoma Metropolitana y en la Universidad Iberoamericana, ambas de México.
También dicta clases y coordina cursos de posgrado en la Pontificia Universidad Católica de San Pablo y Universidad Estadual de San Pablo (estas últimas de Brasil).
Presidió el Comité Organizador de las Jornadas de Homenaje a Enrique Pichon-Riviére realizadas en Buenos Aires en 1988, 1992, 1996, 2000.
Dirige la revista Temas de Psicología Social.
Escribió, entre otros, los siguientes libros: Psicología de la vida cotidiana (juntamente con el Dr. Enrique Pichon- Riviére), Proceso de constitución del mundo interno, Enfoques y perspectivas en psicología social, Ideales, mitos y utopía (en colaboración con Paulo Freire) y Crisis, procesos sociales, sujeto y grupo.

Términos técnicos:

Psicoanálisis: Teoría psicológica que tuvo su origen en los postulados de Sigmund Frud, dónde, a través del autoanálisis, se puede acceder a los procesos inconscientes que motivan nuestra conducta. El psicoanálisis es una metodología para tratar enfermedades mentales, basada en la revelación de las relaciones inconscientes, de las que la persona tratada no suele tener conocimiento.
Aparato psíquico: denominación utilizada por Freud para referirse a la estructura de la “mente”; utiliza la palabra "aparato" para subrayar la capacidad que tiene la mente para la transformación de la energía psíquica, y la existencia de partes o instancias que modulan y controlan los recorridos de dicha energía. La primera tópica dividió el aparato psíquico en tres estratos o niveles, Consciente - Preconsciente - Inconsciente, y la segunda (que no se opone a la primera sino que la integra) en tres instancias o dimensiones psíquicas, Ello - Yo - Super-yo.
Ello: El ello es la instancia o estructura del aparato psíquico más antigua; el bebé tiene sólo ello, y sólo el enfrentamiento con la realidad provocará en él la aparición del yo y del superyó. Del ello toma el sujeto la energía para el desarrollo de su vida psíquica. En el ello descansan los instintos, deseos y experiencias traumáticas. Es el enlace entre lo somático o corporal y lo mental. El principio que rige su actividad es el principio de placer y los mecanismos o procesos que dominan en él son los procesos primarios. Es inconsciente.
yo:(o "ego") es la parte de la personalidad que se organiza como consecuencia de la influencia del ambiente. Por su capacidad para evaluar y comprender la realidad, el yo le permite al sujeto superar las amenazas externas e internas. El yo se rige por el principio de realidad y en él funcionan los procesos secundarios (percepción, pensamiento, ...). Es básicamente consciente y de su dominio en la actividades del sujeto depende la salud psíquica del mismo. Es el encargado de mediar entre el las pulsiones del Ello y las exigencias de satisfacción del Superyo.
Super Yo: la importancia de la sociedad y la cultura se halla presente en la mente del individuo en el superyó. El niño aprende de sus padres el código moral y valorativo que determinará sus actitudes y motivaciones posteriores; este aprendizaje se da fundamentalmente en las etapas pregenitales y como consecuencia del temor al castigo y de la necesidad de afecto. El superyó tiene como función integrar al individuo en la sociedad. Es la instancia que va a observar y sancionar los instintos y experiencias del sujeto y que promoverá la represión de los contenidos psíquicos inaceptables.
Instinto, pulsión: es la fuerza que empuja al sujeto (incluidos los apetitos de carácter individual, propios de cada sujeto) hacia una persona, representación u objeto. Freud propone a los instintos de vida (Eros) y los instintos de muerte (Tanatos) como los instintos básicos del psiquismo humano. Técnicamente, se define como fuerzas endosomáticas, que presentan una cierta carga energética, que hacen tender el organismo hacia un fin.
Eros: caracterizados por la disposición que crean en el sujeto para formar unidades siempre mayores; Eros es siempre apetito de unión y, por ejemplo, se manifiesta en el amor, la actividad sexual y el afán por mantener la propia unidad física y psíquica.
Thanatos: todo ser vivo manifiesta también una disposición a la disgregación, a la ruptura de la unidad entre sus distintas partes para volver al estado desorganizado y, en último término, inanimado. Tanatos es siempre un apetito de pasividad, de separación y de disolución de unidades. Las manifestaciones patológicas de este instinto son el sadismo, el masoquismo, el suicidio, la violencia.

Marxismo: doctrina de marx, engels y sus seguidores, caracterizada por una teorización y crítica de la economía política, basada en la práctica revolucionari, dónde tuvieron gran preponderancia pensadores alemanes. las principales escuelas marxistas son la soviética (plejanov, lenin, trotsky y stalin), la escuela de frankfurt (marcase, adorno, haberlas), el marxismo estructuralista (althusser) y el marxismo existencialista (sartre)
Dinámica: Indica movimento, cambio o desarrollo.
Dialéctica: Significa movimiento, cambio, relación reciproca entre dos polos. Hegel subrayó con gran fuerza el carácter variable de todo lo existente, concibió la vida del mundo como un proceso donde toda propiedad se transforma en su contraria
Materialismo dialéctico: el materialismo dialéctico afirma que los fenómenos materiales son procesos. Hegel insistió en el carácter global y dialéctico de los cambios en los procesos naturales, pero consideraba a estos cambios manifestaciones del «Espíritu» (Metafísicos). El materialismo rechaza esta concepción espiritual y tralada el concepto de dialéctica a las relaciones materiales. El carácter de lucha y oposición de contrarios es, según Engels, universal.
Materialismo histórico: Engels aplicó este nombre a la manera de interpretar histórica propuesta por Marx, que consiste en reconocer que los factores económicos (técnicas de trabajo y de producción, relaciones de trabajo y de producción) juegan un papel determinante en los acontecimientos históricos. La historia es un proceso de luchas de clases entre opresores y oprimidos.
Estructura: Según Marx, la estructura es la base que sostiene y determina el orden social e histórico, identificada con la economía y los medios de producción disponibles y su administración.
Superestructura: es el aparato ideológico, el conjunto de ideas y representaciones que surgen que la estructura de una sociedad.
Praxis: Para Marx, el hombre es ante todo un ser práctico, de acción. Es en la Praxis dónde se define como hombre a través de su relación de transformación de la naturaleza.

Psicología social: Escuela psicológica fundada por E.P.Riviere, quién, partiendo del psicoanálisis e influenciado por las teorías marxistas, redimensiona la concepción de la psiquis humana otorgando a la relación con el medio un papel determinante en su estructuración.
Método dialéctico: consiste en utilizar el concepto de Dialéctica como un método de análisis de lo real, considerando siempre las interrelaciones que se producen entre los fenómenos.
Necesidad: Monto de carencia que debe ser solucionado en un proceso de interacción. Son producidas por el contexto y sólo se satisfacen en él, modificando a su vez al individuo y a la propia necesidad. Aparece como la condición interna en la que el sujeto es producido.
Naturaleza humana: concepto rechazado por la psicología social, que considera que el hombre, innatamente, posee conductas o roles determinados por su constitución biológica que debe cumplir o realizar.
Concepción antropológica: la concepción antropológica de la psicología social se encuentra enfrentada con la postulada por el psicoanálisis. Para Pichón, el sujeto es un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente en relaciones que lo determinan, es producido en una praxis, no hay nada en él que no sea la resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases. El contexto surge así como factor determinante, al contrario de la teoría instintivista.
Adaptación activa-adaptación pasiva: según Riviere, la concepción psicoanalítica tiende a fomentar la adaptación pasiva de los sujetos a la sociedad, tornándolos acríticos al encontrarse al servicio de las clases dominantes que intentan ocultar las verdaderas relaciones de producción de lo psíquico. La adaptación activa del sujeto estaría dada por su actividad crítica ante la vida cotidiana, proceso que se realiza al interpretar la realidad y actuar para cambiarla.
Estructura vincular: En oposición a la estructura del aparato psíquico propuesta por Freud, Pichón considera que el psiquismo del sujeto se encuentra determinado por una relación vincular con el mundo exterior, relación que consta de dos dimensiones: intrasubjetiva e intersubjetiva. La primera de ellas hace alusión al aspecto interno del sujeto, también llamado mundo interno, aspecto psicosocial, psiquis, grupo interno o fantasías inconscientes. La segunda dimensión, la intersubjetiva, alude al aspecto externo del sujeto, a su contexto, al aspecto sociodinámico, también denominado mundo externo, grupo externo, medio, realidad, etc.
Génesis de las fantasías inconscientes: este término intenta responder a cómo se forman nuestra representación mental de la realidad, nuestros pensamientos, ideologías, concepción del mundo, estereotipos, prejuicios, etc, también llamados fantasías inconcientes. Según Pichón, esta “génesis”, esta “formación de lo interno”, es una de los grandes puntos de estudio y análisis de la psicología social, y estaría determinada por nuestra interacción con el medio.
Enfermedad mental o patología: Desde la perspectiva psicoanalítica, se considera “enfermo” al sujeto, al que se debe tratar y curar, pero desde la psicología social, es sólo un emergente de un “contexto enfermo”, que produce esa clase de conductas patológicas en los sujetos, por lo que el abordaje de las patologías resulta diametralmente distinto en ambas psicologías.
Criterio de Salud: el criterio de salud para la psicología social está determinado por su concepción antropológica: el hombre es un sujeto sano mientras sea capaz de aprender la realidad, criticarla y transformarla, transformándose a su vez el mismo en una interrelación dialéctica con el medio. Dentro de esta concepción, no se es sano por no sufrir problemas, ni tampoco se está enfermo por tenerlos; es nuestra capacidad para superar las dificultades que se nos presentan y de modificar nuestro medio para lograr solucionarlas lo que nos confiere el status de “saludable” o “enfermo”.
Weltanschaung” o concepción del mundo: es nuestro sistema social de representaciones, una ideología que se evidencia en la práctica, conformada por la inscripción en nuestro interior del orden histórico social, de la cultura, el orden simbólico, específicamente humano.
Mundo interno y mundo externo: véase “Estructura Vincular”
ECRO o Esquema Conceptual Referencial y Operativo: es un conjunto organizado de nociones de un sector de lo real, que se utiliza como marco teórico-práctico para el análisis de algún objeto en particular. Son un sistema de conceptos que nos permiten abordar un sector de lo real. (El ECRO de la Psicología Social está compuesto por las teorías, conceptos y postulados realizados, principalmente, por Pichón Rvierre)
Campo Operacional: sector de lo real dónde la psicología social opera activamente para lograr la integración dialéctica entre teoría y práctica. El campo operacional privilegiado son los grupos, que permiten analizar las interrelaciones entre mundo interno-contexto, a través de la observación de las formas de interacción, los mecanismos de adjudicación y asunción de roles.
Grupos: se constituyen como el campo operacional de la psicología social por excelencia. Es el conjunto restringido de personas, ligadas entre sí por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna, que se propone en forma explícita o implícita una tarea que constituye su finalidad. La praxis de la psicología social se lleva adelante en los denominados grupos operativos.
Grupo operativo y técnica operativa: Un grupo operativo se caracteriza por estar destinado a cumplir un objetivo en común que comparten todos sus miembros. La tarea grupal es bordaba a través de una técnica grupal, que se caracteriza por tener que esclarecer las acciones para que se cumpla el objetivo buscado. Durante esta técnica se deben esclarecer los estereotipos, superar las ambigüedades, analizar las contradicciones, las formas de comunicación, entre otros aspectos que pudieren surgir de la praxis, siempre considerando las posibles resistencias al cambio.
Grupo interno y Grupo Externo: véase “Estructura Vincular”
Didáctica: la enseñanza, para la psicología social, consta de dos tareas: una informativa y otra formativa. En la praxis realizada con los grupos operacionales, se intenta elaborar las ansiedades emergentes, considerando que esta didáctica está caracteriza por poseer un grupo definido de conceptos que son abordados desde lo general hacia lo particular, es interdisciplinaria, instrumentada por los grupos, dónde aprender significa abordar críticamente la realidad para poder modificarla.
Crítica de la vida cotidiana: tiene como principal objetivo develar los mitos, los estereotipos, los prejuicios, las falsas necesidades impuestas por un orden social que intenta dominarnos y perpetuarse. Para poder aprender, para poder hacer ciencia y alcanzar un conocimiento objetivo, para ser un individuo sano, es necesario realizar una constante evaluación crítica de nuestras actitudes y acciones cotidianas.
Conocimiento Objetivo: considerando que las clases dominantes intentan enmascarar, oscurecer la realidad, un conocimiento objetivo, científico, se alcanzará sólo mediante la crítica de la vida cotidiana, analizando los mitos impuestos para el beneficio del sistema, que intentan “naturalizar lo social”, “eternizar lo histórico” y “universalizar lo particular”. Logrando esto, se descubrirán las verdaderas relaciones entre naturaleza, hombre y sociedad.
Evaluación: la evaluación, según esta escuela, debe realizarse de manera procesal, es decir, considerando los avances del grupo operativo durante todo el proceso de aprendizaje. Se valora la capacidad crítica de lo real formada en el sujeto durante el proceso, teniendo en cuenta diversos criterios como ser la afiliación, pertenencia, cooperación, pertinencia, comunicación, aprendizaje, actitud ante el cambio y capacidad de planificación.
Violencia: esta problemática, abordada desde la perspectiva psicoanalítica, encuentra su justificación en la propia “naturaleza humana”, ya que Freud considera que el hombre posee un instinto natural de destrucción, inevitable e irreprimible (Tanatos). Desde la perspectiva antropológica de Leakey, el nombre no es naturalmente agresivo, sino que se torna violento a partir del paso del modo de supervivencia cazador-recolector a la producción agrícola, ya que este hecho alteró la naturaleza permitiendo la acumulación de bienes y la necesidad de protegerlos, originándose así la agresividad entre los seres humanos. La concepción de la psicología social concuerda en parte con esta perspectiva antropológica, y encuentra el origen de la violencia en la presión ejercida por un sistema que no permite satisfacer las necesidades de los individuos, tornándose, en consecuencia, agresivos.

Fuentes:
Leakey. Los orígenes del hombre
Quiroga-Riviere. Crítica de la vida cotidiana
Quiroga-Riviere. Del psicoanálisis a la Psicología Social
Pichón Riviere. Freud: Punto de partida de la psicología Social
Riviere-Quiroga. Aportaciones a la Didáctica de la Psicología Social
Quiroga, Ana. Fundamentos de una Psicología Social
Freud, Sigmund. El Aparato Psíquico
Freud. El Porqué de la Guerra
Ferrater Mora. Diccionario de Filosofía
Abagnano, Nicolás. Historia de la Filosofía